Primer día de pruebas físicas de la Promoción 38

Primer día pruebas físicas de la promoción 38

Veo a decenas de opositores esperando, algunos serios y otros con una sonrisa nerviosa.

Hoy daba comienzo la prueba que los opositores, han estado preparando para ingresar al CNP.

¿Qué tal lo llevas? ¿Estás nervioso?

Son las preguntas que más se escuchan entre la multitud. Calmar los nervios, permanecer tranquilo y tener una mentalidad positiva, no es tarea fácil, sobre todo cuando te juegas todo a una sola carta. Han entrenado y no han escatimado en esfuerzo, el éxito de todo aquello que se hace está en los intentos y el fracaso en no intentarlo. Los miro, y aunque ellos aún no lo sepan, ya han alcanzado el éxito.

Es temprano y cualquier otro día se les habría pegado las sábanas, pero hoy no. Hoy no se entiende la pereza, no se entiende el cansancio… Hoy solo se habla de esfuerzo y sacrificio.

Llegar con cierta antelación a la sede siempre es recomendable, con 1 hora de margen es suficiente. Ser precavido ante cualquier tipo imprevisto nunca está demás, aunque por otro lado, los tiempos de espera excesivamente largos, pueden machacar los nervios de cualquiera. Si te han citado a las 11, madruga, pero no es necesario presentarse a las 8 en el centro de exámenes. 

Les llegó la hora. Primer día pruebas físicas. Uno a uno van entrando. Los tiempos del COVID nos han traído nuevos trámites. Al llegar, les toman la temperatura y les dan gel hidroalcohólico. Sacan de su mochila todos y cada uno de los documentos que han protegido como su tesoro más preciado. Ya se lo saben de memoria y de forma casi automática los entregan: Documento de identidad, Reconocimiento Médico, certificado COVID (o PCR/ Antígenos) y la Declaración Jurada.

¿Todo en orden? adelante. 

Comienzan a repartir una bolsa de plástico donde, de forma acelerada, meten todas sus pertenencias: documento de identidad, prendas de abrigo, zapatillas de la calle, etc. En definitiva, todas aquellas cosas que no les serán útiles para la realización de los ejercicios.

Aún quedaba alguno que otro con la mínima esperanza de poder cambiarse posteriormente las zapatillas, pero esa esperanza se desvanece por completo al escuchar lo contrario:

“No está permitido el cambio de zapatillas entre prueba y prueba, solo tenéis una oportunidad para hacerlo, y es ahora”

Claro y conciso. Ese es el momento de desprenderse de lo que les pueda estorbar, una vez con el dorsal sujeto con sus cuatro preciados imperdibles, no hay marcha atrás.

Seguidamente, comienzan a medirles: 1,60 m mínimo para chicas, 1,65 m para chicos. No se andan con chiquitas, no regalan ni medio milímetro y para asegurarse: zapatillas y calcetines fuera, ¿Coletas y trenzas para sujetarte el pelo? Toca deshacerlas. Quizás pueda parecer un tanto extremo, y aunque estén desconcertados, acatan.  Luego podrán volver a sujetarte el pelo para que no les moleste.

Muy bien, ha llegado a su hora, es el primer día pruebas físicas. Han entregado los documentos y han superado el límite de estatura ¿Empezamos?

Escuchan con atención las indicaciones que los examinadores les van diciendo, ya sea una recomendación o una advertencia, en sus manos está el que pasen o no y en las suyas, en las de los aspirantes, el ponérselo fácil…no.

Como bien saben, el suelo del pabellón es como el de un polideportivo y  sí, ¡Puede resbalar!

El ritual de limpiarse las suelas de las zapatillas con las manos a toda prisa para quitarse el polvo antes de empezar, parece realizarse casi de forma sincronizada. Trucos que se susurran los unos a los otros, sencillos y eficaces, pero eso sí, rehusan aplicar cualquier producto para adherirse al suelo (como Coca-Cola o laca), lo que puede ser un remedio, puede acabar en una lesión.

En esta primera prueba se les pide rapidez, agilidad y precisión. Créeme, luchan por dar eso y más. 

La segunda prueba: La barra.  Se arman de paciencia, control sobre si mismo y sobre todo, procuran ceñirse a lo establecido en el BOE, ni más ni menos, sin innovar, sin movimientos que puedan generar dudas al examinador o inseguridad, sobre la capacidad del opositor sobre la de realización de la prueba.

El tiempo parece ir más lento, casi como si en lugar de avanzar retrocediera. La fortaleza que se les exige va mucho más allá de un entrenamiento físico. Ser capaz de aguantar, he ahí el verdadero reto.

Aunque tienen los brazos cansados, y manos temblorosas, pensar que el final está cada vez está más cerca, les da ánimo. 

Solo quedan la carrera y ya habrán terminado. Toca prepararse, correr y darlo todo. Están a 1000 m, a solo 1000 m del APTO.

3, 2, 1….

Y tú, ¿estás listo?

M.R.F

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